De manera inesperada, ‘Boogie Nights’ es la película que mejor condensa cómo está Hollywood ahora mismo

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Paul Thomas Anderson muestra un auge y caída de una industria que tiene ecos ahora en el presente

Paul Thomas Anderson está viviendo un momento de gloria extendido gracias a ‘Una batalla tras otra’, que no sólo es el mayor éxito de su carrera y salió con críticas que la alababan como película del año, sino que apunta a conseguir los grandes galardones en la temporada de premios. Una justa recompensa para el que lleva siendo uno de los mejores autores del cine de las últimas tres décadas.

La singularidad del cine de Anderson nunca debió estar reñida con lo comercial, siendo capaz de establecer tonos complejos y estimulantes para todo tipo de audiencias con historias que son siempre sorprendentes. Revisarlas incluso consigue arrojar nuevas conclusiones, además de renovada apreciación, porque así de ricas son sus ideas tras ellas. ‘Boogie Nights’ es claramente un gran ejemplo, pudiendo recuperarse en su nueva versión física recién estrenada o en streaming a través de Filmin.

La que podríamos catalogar como su obra más accesible es también tan asombrosa que bordea lo innegable. Un paseo por el auge y caída de una estrella del porno que sirve para contar los inestables ciclos de una industria del entretenimiento, que puede sujetarse a cambios de gran magnitud que dejen a mucha gente atrás.

Mark Wahlberg es esa estrella, dotada con un formidable miembro viril y luego con el nombre artístico de Dirk Diggler. El joven es abordado por el celebre director de cine para adultos Jack Horner, interpretado por un espléndido Burt Reynolds, ya que ve en él un potencial inmenso para este arte. No se equivoca, introduciéndolo en su circo de profesionales del sexo filmado para luego transformarlo en una celebridad.

Anderson toca historias que florecieron y luego se marchitaron en la zona de California donde tiene lugar la acción, y que era próxima a donde él vivía. Su fascinación por el fulgor que desapareció rápidamente le lleva a establecer una conexión directa con el cambio de década que tiene lugar en la historia. Los excitantes años setenta eran un momento de esplendor cinematográfico un poco también marcado por excesos, pero todo se tuerce cuando llegan los ochenta. Llega la domesticación de recursos y el abaratamiento de la industria con la introducción del vídeo casero, llega la obsesión por maximizar márgenes de beneficios y llega la decadencia para los trabajadores de a pie.

Fuente: Espinof