Después de más de cinco décadas jugando en el mismo terreno, los Kansas City Chiefs estarían listos para cambiar de página —y de estado—. La franquicia planea abandonar el histórico Arrowhead Stadium para mudarse a Kansas City, Kansas, donde se proyecta la construcción de un nuevo estadio techado que estaría listo para la temporada NFL 2031.
El anuncio representa un giro relevante para un equipo que ha hecho de Arrowhead uno de los recintos más temidos de la liga. Clark Hunt, presidente del club, describió el proyecto como un paso natural en la evolución de la organización, enfocado en ofrecer instalaciones de clase mundial y una experiencia más completa para los aficionados.
El plan ya cuenta con respaldo político. Legisladores de Kansas aprobaron la legislación necesaria y la gobernadora Laura Kelly confirmó que el calendario de obra permitiría cumplir con los tiempos previstos. El estadio se construiría en el condado de Wyandotte, cerca del Kansas Speedway, a unos 20 minutos del inmueble actual.
La inversión estimada ronda los 3 mil millones de dólares, financiados mediante una asociación público-privada, donde aproximadamente el 60% provendría de fondos públicos a través de impuestos al consumo y bonos especiales conocidos como STAR bonds. Autoridades estatales aseguraron que el proyecto no implicará nuevos impuestos ni presiones adicionales al presupuesto.
La mudanza no se limitaría al estadio. El plan incluye el traslado de las oficinas centrales y un nuevo complejo de entrenamiento que se ubicaría en Olathe, Kansas, dentro del condado de Johnson. A su alrededor se desarrollaría una zona de usos mixtos con espacios deportivos, entretenimiento, restaurantes, hoteles, comercios y áreas residenciales.
Desde el gobierno estatal, la llegada de los Chiefs es vista como un detonante económico, con la creación de miles de empleos, mayor atracción turística y un impulso directo a la imagen de Kansas a nivel nacional.
El contexto ayuda a entender la decisión. En 2024, los votantes del condado de Jackson rechazaron un impuesto destinado a renovar Arrowhead, lo que dejó a la franquicia con pocas alternativas. Hunt ya había advertido que sin apoyo para modernizar el estadio, el equipo evaluaría otras opciones.
Eso sí, los Chiefs seguirán jugando en Arrowhead hasta 2030, despidiéndose poco a poco de un estadio abierto, ruidoso y emblemático. Un escenario legendario que no se va sin hacer ruido… literalmente.
