La decisión de Australia de prohibir el uso de redes sociales a menores de 16 años ha encendido una conversación global que también empieza a resonar en México. Desde diciembre, niños y adolescentes australianos ya no pueden usar plataformas como TikTok, Instagram, YouTube, Facebook, X, Snapchat o Reddit.
La medida se basa en evidencia científica que relaciona el uso intensivo de redes sociales con el deterioro de la salud mental adolescente. Investigaciones internacionales coinciden en que, conforme estas plataformas se volvieron parte del día a día, aumentaron los niveles de ansiedad, depresión y problemas de autoestima entre jóvenes.
Especialistas señalan que reducir o eliminar el acceso temprano a redes podría traer beneficios claros: mejor calidad del sueño, más actividad física, mayor convivencia cara a cara y una mejor capacidad para manejar emociones sin recurrir a una pantalla.
En el contexto mexicano —donde el uso del celular inicia cada vez a edades más tempranas— el debate no apunta solo a prohibir, sino a repensar la crianza digital, el rol de los padres y la responsabilidad de las plataformas.
